Esta mañana al dictar una conferencia sobre valores y filosofía de vida, una persona especial me preguntó poco antes de finalizar la sesión ¿Marisol, que cambiarías de tu vida…si pudieras hacerlo?

Mi respuesta inmediata sin pensar, más bien sintiéndolo profundamente fue “NADA” y en verdad contesté con el corazón, “NADA” porque cada vivencia, experiencia de alegría o dolor profundo, cada acierto o error, triunfo o pérdida al cabo del tiempo han forjado lo que hoy SOY, y sin duda quien seré mañana si decido crecer y ver lo positivo de cada circunstancia por más difícil que parezca.

Para mí la auto-aceptación es uno de los valores fundamentales del ser humano, aceptar estar bien o mal, deshecho, en plenitud y felicidad, en general aceptar todo de sí mismo y procesar cada emoción como se presenta de acuerdo a cada etapa de la vida, sabiendo que lo único permanente es el cambio, que todo es cíclico y que cada día tenemos la oportunidad de recomenzar.

Esta persona especial con una sonrisa a mi comentario, dijo: Gracias, entonces yo tampoco cambiaría “NADA”

Después de algunas otras preguntas y al bajar del pódium entre varias personas me encontré de frente a este ser especial, en una silla de ruedas que dos de sus compañeros ayudaban a abrir paso, me dio la mano y me compartió que hacía siete meses un accidente de tráfico le quitó la posibilidad de volver a caminar, habían fallecido en ese accidente su Padre y Hermano, el auto lo conducía él, quien fue el único sobreviviente.

A sus 22 años deseaba vivir y procesar lo sucedido sin desfallecer y manejar la culpabilidad que actualmente siente … con un abrazo que no pude evitar darle fuertemente, me dio las gracias por lo que le había dicho, prometió luchar y hacer que su vida tuviera sentido.

¡Si supiera el gran regalo que cada una de sus palabras significó para mí, las llevaré en el corazón por siempre!

Muchas veces pasamos ajenos al dolor y situaciones de vida de otros seres humanos. Pensamos que solo a nosotros nos pasan cosas no gratas, que sufrimos realmente más que nadie, nos victimizamos sin comprender que es más sencillo evadir la realidad que afrontarla con la esperanza de que todo, en algún momento, irá bien.

El aprendizaje de vida que nos brindan los demás con sus experiencias nos hacen crecer, retroalimentan nuestro sentido humano, nos dan la oportunidad de ser mejores.

Quien enseña, si está abierto, es quien más aprende…….